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¿QUÉ HACES PARA MANEJAR TU ESTRÉS?
Dra. Silvia García 01 Oct 2013
Un tema que siempre me ha parecido importante es el del estrés, creo que a pesar de ser algo que nos acompaña a todos a lo largo de nuestra vida, poco sabemos de los efectos que puede tener en nuestro organísmo y mucho menos de la forma en que nos impacta a nivel emocional y conductual.
Para el ser humano, los estrezores más importantes son los emocionales, es decir, de la forma en que viva sus emociones, dependerá la cantidad de estrés que se genere en su organísmo, emociones tales como el enojo, el miedo, la ansiedad, e incluso la depresión, nos provocan un gran gasto de energía. Lo cierto es que en los eventos que vivimos a diario, no importa tanto lo que hagamos o lo que suceda, sino la forma en que los tomamos, esto es aprendido y darte cuenta de ello a través del conocimiento interior puede resultar muy útil.
Estamos predispuestos a reaccionar de determinada manera ante los estrezores de la vida diaria. Pero aún los eventos normales, pueden convertirse en potentes estrezores, una vez más, por la manera en que los percibimos o significamos.
Dentro de estos eventos están:
Escolares: ¿Qué tanto te presionas por las evaluaciones? ¿Cómo es para ti tener que exponer en clase?
El trabajo: ¿Cuál es la actividad a la que te dedicas y qué tanto esa actividad te resulta satisfactoria? ¿Existe presión en tu trabajo? ¿Cuánto te presionas para tener un excelente desempeño?
El clima y el medio ambiente: ¿Cómo te afecta la contaminación, el tráfico, los temblores? ¿Te sientes de alguna manera marginado, o te da miedo ser discriminado? ¿Te afectan las multitudes?
Personales: ¿Estás aburrido o te sientes solo? ¿Has estado acumulando deudas? ¿Tienes conflictos interpersonales con tu familia, tu pareja, tus amigos? ¿Te preocupa estar enfermo?La forma en que nos adaptemos o enfrentemos estas situaciones, va a repercutir en nuestra salud, de ahí la importancia de conocernos, saber quienes somos y de qué somos capaces, pero sobre todo monitorear nuestros niveles de tensión, cuando la tensión que sentimos es demasiada, es imposible que funcionemos de manera adecuada, igual que le pasaría a una cuerda de violín si se tensa demasiado. A veces no nos damos cuenta pero un estrés sostenido por largo tiempo, termina quemando al organísmo provocando síntomas como el insomnio, la depresión, la angustía, la ira o padecimientos físicos como hipertensión, diabetes, enfermedades del corazón, migrañas, gastritis, úlceras, dermatitis, entre otras.
Es importante entonces encontrar un balance entre nuestra actividad diaria y el descanso, no existe una regla específica ya que depende de cada sujeto. Saber balancear es importante, aunque en ocasiones no podemos apartar de nuestra mente aquello que nos preocupa pero la distracción ayuda, si no a quitar la preocupación, por lo menos a disminuir su intensidad.
"Nada borra los pensamientos desagradables de manera más efectiva que la concentración consciente en pensamientos placenteros" Hans Selye
El envejecimiento físico no está determinado por la edad que tenemos sino por la cantidad de desgaste a la que ha estado expuesto nuestro organísmo, y esto se debe principalmente a la forma en que vivimos, entre mayor sea el equilibrio entre trabajo y descanso menor será nuestro desgaste. Debemos darle una mayor variedad a nuestras vidas.
Trabajar en nuestra actitud nos puede reportar también grandes beneficios, la psicoterapia puede ser una manera de lograrlo. Darnos cuenta que por querer acumular logros, sobre todo materiales, nos hemos olvidado de los placeres más sencillos que la vida nos da. Debemos aprender a disfrutar de la vida y distinguir entre lo que nos da placer y lo que constituye un medio para comprar placer. Ser congruente con lo que consideramos importante, cuando dejamos de hacer lo conveniente, experimentamos una sensación de ansiedad, culpa, remordimiento, todos ellos estrezores para el organísmo.
Y retomando la importancia del equilibrio en nuestra vida, te sugiero lo siguiente.
Dormir entre seis u ocho horas por lo menos seis días a la semana.
Hacer ejercicio de manera rutinaria 20 minutos o más al menos tres veces por semana.
Practicar alguna técnica de relajación, meditación, yoga.
Jugar, divertirte. Tener una actividad que no solo te resulte placentera sino que además te divierta, la risa nos ayuda a disminuir el estrés.
Tener un pasatiempo, realiza algo que te guste, te entretenga y que a la vez te distraiga de tus actividades rutinarias.
Tener buenos hábitos alimenticios en horario, cantidad y calidad.
Tener metas realistas y hacer lo necesario para alcanzarlas.
Tener una actitud positiva que te permita lograr un buen manejo de tus emociones.REFERENCIA:
Selye H. "The Stress of Life" New York, McGraw-Hill, 1984